lunes, 7 de marzo de 2011

En un aeropuerto...

En mi opinión, hay pocas cosas más gratas que viajar... sin embargo, no a todos le gusta "la previa" a emprender su vuelo al destino de vacaciones. A mi, a pesar de todo, me parece divertido.

Bueno, antes de dirigirse a este lugar, recuerde en elegir una maleta resistente para que llegue en buenas condiciones a destino. Ah, es normal que le cobren un ojo de la cara por llevarle al aeropuerto, aun cuando la distancia sea muy corta.

Me gustan los carritos del aeropuerto, sobretodo esos modernos que no se van solos y quedan frenados mientras no seas presionados. Sin embargo, me costó hacerlos funcionar la primera vez, pero parece que no he sido la única que le ha pasado.

Cuando uno espera en la fila del counter, puede entretenerse escuchando conflictos entre un pasajero que no sabe reconocer la hora que tenía su vuelo (llegando en horario PM cuando el vuelo era AM), mirando las maletas del resto, compadeciendo a mascotas semi sedadas que esperan ser embarcadas, caras de alegría por conocer nuevos lugares y otras muy tristes cercanas a la despedida. Yo les empiezo a crear historias a todos.

Si el viaje es internacional, creo que es inevitable no pasar por el duty free... ese lugar, ese lugar es paradisíaco, todo es mucho más barato que en el comercio, hay cosas que no llegan a las tiendas en el país donde uno vive y se puede aplicar cuanto perfume quiera.Menos mal que existen estos lugares para distraerse porque las salas de embarque son lo más aburrido que puede haber, ahora es un poco más fácil gastar tiempo porque tenemos más objetos tecnológicos que nos acompañan en nuestra espera... De todas maneras, he visto personajes singulares mientras esperaba mi vuelo, la más impresionante fue una señora haciendo yoga (si, yoga en la alfombra de la sala de embarque), otras menos extrañas sacándose las cejas, jugando Scrabble o hablando a toda voz por celular.

Algo gracioso ocurre cuando viaja algún famosillo y todos observan que hace, pero todos intentan disimular que miran al famoso.Creo que por eso no fui famosa xD.... Bueno, algunos se aprovechan de su popularidad para lograr un mejor asiento, sobretodo cuando se trata de una mujer escultural y le pide el asiento a un caballero... de seguro amablemente se lo cederá


viernes, 11 de febrero de 2011

En una zapatería...

Claro está que a las mujeres nos encantan los zapatos, nunca tenemos suficientes y en algunos casos, son coleccionables más que utilitarios.

A ver... hay que separar las cosas, en algunas ocasiones, necesitamos zapatos por real necesidad, aunque raramente nos ocurre que compramos zapatos porque se nos rompieron los anteriores. Generalmente, es una necesidad creada o preventiva, antes de que nuestros zapatitos se pongan feos, ya tenemos unos de repuesto que van ganándose lentamente nuestro cariño.

Muchas veces, necesitamos un zapato que solo existe en nuestra cabeza, lo buscamos incansablemente y cuando lo encontramos... el color no es lo que esperábamos o tiene un adorno que no nos convence... así que le preguntamos al vendedor si existe disponible en el color que queremos, con la secreta esperanza de que el zapato soñado exista. Por otra parte, cuando encontramos el zapato perfecto, aquel al que ni le miramos el precio, siempre está en un número distinto al nuestro, el que tendríamos que usar sin dedos o con algodones para rellenar.

Ocasiones especiales, como matrimonios o grandes eventos, nos hacen difícil la vida... Encontrar el zapato que combine con el vestido, cartera y accesorios es una labor compleja... no nos conformamos con uno que se parezca en el color, tiene que ser perfecto. En estas ocasiones, surgen sentimientos no tan sanos hacia los hombres, para ellos todo es mucho más fácil porque sus zapatos combinan con todo... de hecho, ellos pueden cambiar camisa y corbata  y será una tenida distinta... Además, no deben lidiar con el dolor de pies tras una jornada con tacones, aunque a algunos les hace falta ganar unos centímetros de estatura.

En la zapatería, es común vernos caminar cojas, modelando en un pie un zapato tipo aguja y en el otro, zapatillas.  Los grandes damnificados: el vendedor, al cual le pediremos por lo menos cinco modelos para quedarnos, con suerte, con un par de zapatos. El número de pares de zapatos probados son proporcionales al largo de la cara de quien le acompaña (sobretodo si es su pareja).

Es difícil elegir si nos gustaron todos los zapatos que nos probamos, así es que podemos pasar unos cuantos minutos contemplando los zapatos, no es que seamos indecisas... estamos intentando visualizar cuál es el que combina mejor con el resto del closet y las carteras. Una vez decidido, esperamos que el precio tenga algún descuento del momento (eso nos hace plenamente felices) y que nos entreguen los zapatos en su cajita, porque así podemos agregarla al resto de cajas que permanece en nuestro armario.

Si una mujer dice que para ella no es asi, de seguro, miente!

Ah! y recuerde llevar puesto su mejor par de calcetines cuando piense comprar zapatos. Evite el vergonzoso momento.

En la farmacia

Se supone que una farmacia es un lugar al que vas cuando estás enfermo, antiguamente solo vendían fármacos. Ahora, venden de todo, desde juguetes, recargas de telefonía celular, comida y  hasta un vestido que te lo puedes poner de mil formas distintas.

No se si es algo que solo me pasa a mi, pero el guardia de las farmacias me intimida, da la impresión que anda siguiendo a todos los clientes, ¿será que la pasta de dientes es objeto de deseo para los "amigos de lo ajeno"? 

Me encanta mirar qué hay en las góndolas de las farmacias, hay buenas promociones, productos novedosos que muy probablemente no tengan el efecto prometido, pero permite soñar con que un gel crioreductor reducirá mágicamente centímetros de la cintura o que un shampoo dejará el pelo como el de la actriz que aparece en el spot publicitario.

Una vez que ya fue posible seleccionar los productos, ante el ojo de águila del guardia de seguridad, hay que averiguar si atienden o no con número. Cuando es tu turno, te ofrecerán ofertas de medicamentos para el dolor de cabeza, vitamina C, talco y pastillas adelgazantes o multivitaminicos y es necesario indicarle unas dos o tres veces al vendedor que no estás interesado en nada de lo que ofrece.

Curiosidades que ocurren en una farmacia: a algunas personas les da pudor comprar ciertos artículos, así es que los piden con bajo volumen, especialmente relacionados con experiencias placenteras. Menos mal que ahora, respecto a productos femeninos de uso mensual, están disponibles en la sala de ventas y no hay que pasar por la incomodidad de pedirlas a un vendedor que nos pregunte "¿con o sin alas?"


miércoles, 9 de febrero de 2011

En el Supermercado...

Mmmm, ir al supermercado ya no es igual que antes, ahora es toda una aventura... hay que mentalizarse. Primeramente, hay que ser bastante hábil en encontrar un carrito que tenga las cuatro ruedas buenas, de modo contrario se le irá la dirección de dicho carro atentando hacia la integridad de los tarros de conservas o, simplemente, costará un mundo moverlo manteniendo una expresión facial y corporal digna, para no llamar la atención de la gente que le rodea. El segundo reto es elegir por dónde empezar! Por el sector de abarrotes, hogar, vestuario, etc.

Una vez dentro del supermercado, es posible ver miles de escenas. Hace un tiempo, vi unas señoras mayorcitas que querían comprar seis pocillos de loza blancos, pero resulta que justo quedaban cinco blancos y muchos de colores, así es que le preguntaron a la primera persona que encontraron con polera con el logo comercial: "Joven, sabe Usted si queda un pocillo como estos en bodega"... uff! Evidentemente, no supe el desenlace de esta historia, iba a tomar un largo rato encontrar EL pocillo que faltaba.

Dos pasillos más allá, era posible encontrar una liquidación (palabra clave) de toallas, todo el mundo compraba toallas por lo baratas que estaban, debo reconocer que yo también compré, a pesar de que tengo las suficientes, pero podrían servir más adelante, nunca están demás.


En casi todas mis visitas al super, he visto la famosa lista, muchas veces en manos de esposos abnegados, que a pesar de su buena voluntad, serán reprendidos al llegar a casa... lo que llevaron, no será lo que la señora esperaba y además, será más caro de lo que ella había pensado. Otro elemento que aparece con regularidad, es la calculadora, me pregunto... ¿qué hacen cuando se equivocan en ingresar un número o por casualidad la apagan?, ¿vuelven a sumar todo nuevamente? deben tener una técnica especial para el manejo de la cuenta, la cual desconozco aún.


Lamentablemente, comprando en un supermercado, es posible ver conductas poco gratas, mejor dicho deplorables. Desde la señora que se come el pan, jamón, galletas o lo que sea sin pagarlo y agravando la falta, el hecho de ir con niños pequeños que validan estas costumbres. Sin embargo, lo que más me ha impresionado, ocurrió en vísperas de navidad, un adolescente tomaba latas cervezas como si fuera agua mineral escondido tras una góndola. Unos minutos después, lo vi pegando chocolates con cinta adhesiva alrededor de su cintura, ni siquiera quise saber qué pasó con él y me alejé rápidamente.


Bueno, es una lata hacer las compras del mes, un mal necesario. Pero para hacerlo más llevadero me fijo en los atuendos, maquillajes y peinados que usan algunas dueñas de casa. He visto desde el típico buzo deportivo (que en algunos casos parece pijama) hasta ropa brillante tipo lentejuelas. Sinceramente, ayudan a aumentar mi autoestima y animo. Generalmente, puedo ir viendo las tenidas en la pasarela de la fila para pagar... claro que debo estar atenta, porque mientras miro me puede llegar un pelotazo de un niño que juega con las pelotas de goma que los papás nunca compran y que quedan tiradas por ahí.


Finalmente, llega el esperado momento de ser atendido para salir lo antes posible (hay que apurarse porque a estas alturas, el marido ya está harto de la comparación de precios, calidad, ofertones, etc.). Es en este momento, en que hombres adultos pagando con tarjetas de crédito gold platinium titanium reclaman por donar un peso a una fundación, haciendo que la cajera le explique por qué el supermercado hace esto. 


Que alivio pagar y saber que la misión está cumplida!

martes, 8 de febrero de 2011

...

Desde hace bastantes años, cuando acompañar a la mamá a todas partes era un fastidio, me ha llamado la atención lo que ocurre en ciertos lugares, que no tienen nada de especial a simple vista. Con el tiempo pude distinguir que el factor que capta mi atención, es la gente que, al igual que estos sitios, son comunes y corrientes, como Usted o como yo.


Ahora, tras unos cuantos añitos (poquitos) desde que andaba de la mano de mamá, puedo disfrutar mirando como reta la señora al marido en la fila porque no supo encontrar el desengrasante de ollas que ella quería o cuán molestoso puede ser  un niño para que le compren parches con dibujos animados en la farmacia.